Después te das cuenta de que lo que realmente asusta es el hecho de tener que aferrarte a un recuerdo porque no hay otra alternativa.
Con el tiempo vas aprendiendo a fingir sonrisas, a aparentar normalidad y la lección más importante de todas "lo peor son las noches".
¿Un consejo?
Busca a los que de verdad vayan a estar ahí siempre, no confíes en los que lo dicen por cumplir.