3 de septiembre de 2013

Los días de domingo que pesan como años.

Tal vez haya dejado esto olvidado o simplemente apartado. Los veranos son para disfrutarlos y eso estoy tratando de hacer con el mío, pensando lo menos posible.

Pero oye, que de vez en cuando volver a la rutina tampoco está tan mal. Aunque no todo sea como lo habíamos imaginado; aunque nos falten sonrisas y nos sobren jueves oscuros, perdamos confianza y ganemos distancia con muchas personas, aunque los días sean cada vez más cortos y huelan un poquito más a invierno.



Un año más llega septiembre, la vuelta a la normalidad; días largos, noches eternas, agobio, estrés e incluso comidas absurdas de cabeza.
Pero oye, que a veces el verano no es tanto y echas de menos llegar a las 9 de la mañana moribunda a clase, entrar con los ojos aún casi cerrados y ver como tus amigos sonríen a verte; eso es algo que de verdad llena.

Y aunque vayamos a echar muchísimo más de menos (si cabe) el verano durante este curso siempre nos quedara esa satisfacción.

No queremos más miedos.

Bienvenido Septiembre.